Cuba lleva dos días con cortes de electricidad, que también afectan el suministro de agua potable por la falta de bombeo, comprobó La Opinión Cubana (LOC) con vecinos de Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Camagüey y Santiago de Cuba, que indicaron los apagones se han producido jueves y viernes, entre las 8 de la mañana y las cuatro de la tarde.
El gobierno cubano no ha informado públicamente sobre los cortes de electricidad, aunque los consultados refieren que podría deberse a la escasez de combustible porque en la ciudad agramontina, el transporte público estatal también permanece paralizado, aseguraron varios vecinos.
En algunos barrios de Santiago de Cuba también se produjeron cortes de luz nocturnos, pero de menor tiempo de duración, precisaron vecinos de esa ciudad, que expresaron su preocupación por posibles averías en equipos electrodomésticos y el posible deterioro de alimentos por pérdida de refrigeración.
Un vendedor del mercado “La Candonga” de Santa Clara refirió que clientes habituales han encargado notables cantidades de velas en previsión de que los apagones se generalicen en los próximos días; especialmente en zonas con menor presencia de industrias y hospitales.
La falta de agua por la paralización de bombeos en Pinar del Río, barrios del sur de La Habana y Santiago de Cuba mantiene en vilo a sus vecinos, ya impactados por los brotes de coronavirus y que la proximidad de las altas temperaturas provoquen un aumento de casos de dengue.
La empresa Aguas de La Habana sufrió interrupciones eléctricas en varias unidades de bombeo, durante el proceso de arranque, tras reparaciones en la conductora principal de los municipios del centro-sur de la capital, pero no aclaró la relación entre apagones y desperfectos.
Cuba depende de centrales termoeléctricas, que consumen actualmente alrededor del 40% de los combustibles derivados del petróleo, para generar más del 80% de la electricidad total, con una fuerte dependencia de la importación de petróleo, que implica un gasto notable en divisas, según expertos del sector eléctrico.
La única alternativa viable para cambiar esa dependencia energética, serían las fuentes propias de energía, pero la producción de petróleo crudo en Cuba no supera los 1,4 millones de toneladas anuales, de baja calidad por su alta viscosidad y contenido de azufre, que dificultan su utilización en las centrales termoeléctricas.
Las energías eólicas, solar e hidráulicas son aun testimoniales y el aprovechamiento de la biomasa está estrechamente ligado a la producción azucarera, que en esta zafra no llegará al millón de toneladas de azúcar, según cálculos de Azcuba.
En diciembre, el ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz anunció la inversión de 176 millones de pesos en la rehabilitación de la Unidad 1 de la central termoeléctrica de Felton, Holguín, que empezaría a producir mil 200 gigawatt hora anualmente, a partir de enero.
La unidad 6 de la central eléctrica de Mariel, con 100 megawatt de potencia, también fue rehabilitada a un costo de 310 millones de pesos de costo, y debió entrar en funcionamiento en marzo, aunque no se informó oficialmente de su conexión al sistema electroenergético nacional, que también prevé la incorporación, antes de fin de año, de la generadora 5 de la termoeléctrica de Santiago de Cuba para generar 600 gigawatt/hora en doce meses, según las previsiones del ministro.
Cuba necesita invertir unos tres mil 700 millones de pesos para transformar la matriz de generación eléctrica, tras la instalación de 185 megawatt generados por parques fotovoltaicos, aseguró Arronte, que no facilitó el coste de las instalaciones de energía solar.
El gobierno aumentó las tarifas eléctricas entre cuatro y cinco veces, según el tramo de consumo, pero las protestas de los cubanos en redes sociales y medios de comunicación oficiales, obligaron al ejecutivo a dar marcha atrás.
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