Reemplazar la teoría crítica de la raza con educación patriótica.
Los padres de todo Estados Unidos están hartos de que las escuelas reemplacen la educación tradicional con una programación basada en la identidad y un adoctrinamiento político apenas disfrazado. Las escuelas deberían enseñar a leer, escribir y aritmética. Pero no lo son, y las bajas tasas de competencia solo exponen aún más el reemplazo de la educación tradicional por la ideología activista.
Las ideologías de justicia social que se han infiltrado en nuestras escuelas K-12 enseñan a los niños a fijarse, ante todo, en el color de la piel, lo que socava la idea exclusivamente estadounidense de que todos compartimos una identidad común, independientemente del origen de nuestros antepasados. Esto es destructivo para el tejido de nuestro país. Pero quizás ese sea el punto.
Los distritos escolares no son sutiles en cuanto a que su objetivo es reemplazar la libertad individual con el colectivismo y el control estatal como propósito del gobierno. Uno de nosotros casos a Fundación Legal del Sureste alega que el distrito enseña que el individualismo es opresor, que tanto la “igualdad” como el núcleo familiar son racistas, y que debemos cuestionar “la fundamentos mismos del orden liberal”, e incluso el derecho constitucional.
La sugerencia es que el compromiso declarado de Estados Unidos con la libertad es una mentira y un pretexto para la supremacía blanca que debe ser contrarrestado por un gobierno intencionalmente discriminatorio dispuesto a dejar de lado la igualdad. Este tema está totalmente en guerra con una identidad estadounidense basada en un compromiso con ideas que no pertenecen a ninguna raza. De hecho, este es uno de los más notables de todos los ideales estadounidenses.
Si una escuela cura su contenido para promover una narrativa política, entonces no está haciendo su trabajo. Una escuela debería enseñar sobre la segregación, pero ¿deberían los alumnos de primer grado aprender sobre eso antes y con mayor profundidad que George Washington? ¿Cómo hace un plan de estudios de quinto grado para enseñar sobre el legado del racismo en el ballet estadounidense pero no sobre Frederick Douglass? Es indefendible que un niño sepa los nombres de los campos de internamiento japoneses pero no el nombre “Dachau”, o de qué país lo liberó y a qué costo. Una escuela primaria que enseña sobre la línea roja bajo el GI Bill pero no el 54.º de Massachusetts está haciendo su trabajo mal y a propósito. Los defensores de la historia activista la retratan como “historia real”, pero no es nada por el estilo. Es una mala historia diseñada para socavar y deshacer la confianza en nuestra república estadounidense.
Sin lugar a dudas, hay una agenda en marcha en un plan de estudios cuidadosamente curado para enfatizar los pecados del pasado de Estados Unidos. Si Dred Scott expone la hipocresía de los principios fundacionales de Estados Unidos, ¿cuál es la lección de la Amistad decisión emitida 16 años antes? Seguramente una decisión del justicia quien escribió uno de los principales tratados legales tempranos sobre la Constitución es más instructivo que el que concluido que la Constitución nunca tuvo la intención de aplicarse a los negros. ¿Qué escuela pública enseña siquiera la decisión Amistad?
Es tan simple como esto: si su hijo no ha aprendido acerca de Valley Forge, entonces su hijo ha sido mal educado.
Los padres que deseen recuperar sus escuelas deben recordar que la mejor manera de oponerse a las malas ideas es con buenas ideas. No es inusual ver a los padres oponerse enérgicamente a lo que se incluye, pero no debemos pasar por alto lo que se ha excluido. La mejor forma de descifrar cómo eliminar lo que queremos del currículo escolar es descifrar lo que queremos dentro. Prohibir simplemente la “teoría crítica de la raza” no soluciona el problema de lo que un niño no está aprendiendo. Es esencial que digamos abiertamente qué es lo que queremos.
El currículo es, después de todo, una elección, y deberíamos elegir intencionalmente. Debemos afirmar que tenemos un objetivo y que es promover el patriotismo fundado en una verdadera comprensión de nuestra historia.
Considere esto como una declaración de misión. Los estudiantes deben aprender:
- El valor de la libertad individual;
- El precio que los estadounidenses han pagado para asegurarlo.
La enseñanza del valor de la libertad individual comienza con el preámbulo de la Declaración, que incluye notablemente la “verdad evidente” de que todos somos creados por igual, independientemente de la raza, y funciona a partir de ahí. Sin vergüenza y sin vacilación, deberíamos esperar que nuestras escuelas enseñen que somos una nación fundada para proteger la libertad individual, y no rehuir decir lo que es: noble, preciosa y, sobre todo, excepcional. Tenemos una rica tradición filosófica basada en los derechos naturales de la que podemos sacar provecho. Lo hemos descuidado durante demasiado tiempo.
Se cree que la educación cívica ha desaparecido, pero no se equivoquen al respecto: las escuelas todavía enseñan civismo, solo se basa en una lectura perversa de la civilización estadounidense. Como escribió la Corte Suprema en 1943, las escuelas cumplen un papel esencial de “educar a los jóvenes para la ciudadanía”. La verdadera pregunta es ¿qué tipo de ciudadanos queremos producir? Simplemente estamos eligiendo entre conjuntos de valores en competencia. Seamos campeones de la libertad.
Si no hacemos una elección, entonces la elección se hará por nosotros. The Educational Blob impulsará su versión basada en conceptos de identidades grupales y estructuras de poder en conflicto que dividen el mundo en dos categorías: opresor y oprimido. Los únicos actores justos en la historia son los que destruyeron el orden existente en nombre de la lucha contra la opresión. El único propósito justo del gobierno es acumular poder, restringir la libertad individual y confiscar propiedades para torcer aún más el arco de la Historia para lograr un reordenamiento radical de Estados Unidos.
Enseñar una América fundada en la libertad individual necesariamente desplazará cualquier reclamo de política basada en la identidad. Un gobierno debe ejercer el poder para defender a las personas de los ataques a su persona y propiedad. Ese es realmente su propósito principal, que necesariamente incluye la aplicación de los derechos civiles, que en última instancia tienen la intención de brindar igualdad de derechos, no resultados.
Una vez que establezcamos los cimientos de que Estados Unidos se organizó en torno a la libertad individual, entonces podremos construir un plan de estudios de historia sobre ello. Comienza con, y esto puede sonar familiar, la fundación de un país concebido en libertad y dedicado a la proposición de que todos los estadounidenses son creados iguales. Desde la Revolución, los estadounidenses han luchado constantemente y, en muchos, muchos casos, han muerto defendiendo la libertad, tanto en casa como en el extranjero, a menudo a un costo tremendo.
Esto, por supuesto, incluye las veces que los estadounidenses han tenido que enfrentarse a los propios fracasos del país. Pero si orientamos el currículo en torno al precio que hemos pagado por la libertad, podemos dar sentido a los peores impulsos de nuestro pasado sin condenar al país.
Es apropiado que la Guerra Civil siga siendo, de lejos, el conflicto más mortífero de nuestra historia. La magnitud de la pérdida de vidas en una guerra para acabar con la esclavitud y preservar la Unión debería acabar con la noción de que el compromiso estadounidense con la igualdad es una ficción.
Estas no son lecciones difíciles de elaborar. Antietam fue el día más sangriento en la historia militar estadounidense. El presidente Lincoln utilizó intencionalmente la victoria como capital político para emitir la Proclamación de Emancipación. De manera similar, usó el Discurso de Gettysburg como una oportunidad para tejer la gran promesa de la Declaración en un propósito mayor y más trascendente que la preservación de la Unión. Solo una Unión dedicada a la erradicación de la esclavitud podría justificar el horrendo precio. El derramamiento de sangre solo podía justificarse por el más noble de los propósitos: la erradicación de la mancha de la esclavitud de nuestra Constitución. Estas son cosas que se deben enseñar.
Enseñados adecuadamente, los peores crímenes del pasado de nuestra Nación deben enseñarse porque no son dignos de nuestro legado como estadounidenses, y nos esforzamos por purgarlos. Lo que hace que Estados Unidos sea notable no es el racismo (la norma histórica en todas las culturas), sino más bien nuestros extraordinarios esfuerzos por rechazarlo, precisamente porque fuimos responsables de la visión expresada por primera vez en 1776. Esa visión es lo que nos define.
¿Qué historia vamos a enseñar? Enséñalo todo. Pero los padres tienen todo el derecho de esperar que los eventos negativos se coloquen en el contexto adecuado. Es mucho más común que Estados Unidos haya luchado por la libertad y la igualdad y contra el racismo, que lo contrario. Nuestro registro histórico lo prueba. La triste y simple lección de moralidad de Estados Unidos, la tierra de la conquista y la supremacía blanca, que nos divide a todos y repele a los padres, es realmente una mala historia.
Quizás porque el concepto de promover valores en las escuelas nos asusta, hemos permitido que esta versión distorsionada de la historia se normalice. Las escuelas públicas trabajan para nosotros. Actuemos como tal. Como padres, tenemos todo el derecho de exigir que nuestro sistema educativo cultive un sentido de gratitud por ser estadounidense. Estos son nuestros hijos después de todo.
En primer lugar, nunca deberíamos haber quitado los ojos de encima a los burócratas educativos. Ahora sabemos. Es un error que podemos corregir. Es hora de decirle al sistema cómo hacer su trabajo.
Apareció primero en Leer en American Mind
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