José Martí y Sarah Bernhardt: a 100 años del deceso de la actriz

ZoePost. “Rumbo a Nueva York, en breve paso por París, Martí admira en una fiesta de caridad a Sarah Bernhardt…” Esto escribe Gonzalo de Quesada y Miranda en su libro Mujeres de Martí, Ediciones de la Revista Índice, La Habana, 1943. Corría el año 1874. En realidad, la estancia parisina no fue tan breve, un joven y ardoroso Martí decidió quedarse en la ciudad un tiempo más y alquiló una buhardilla en el 28, rue de Rivoli. No se sabe con precisión la cantidad de días, pero pudieron ser alrededor de quince, sin llegar a un mes; después de esa breve estancia en la Ville Lumière (no sólo es incorrecto, resulta espantoso llamar a París “la ciudad de la luz”), partió hacia México, con la idea de ir enseguida a Liverpool.

El encuentro al que hace referencia Gonzalo de Quesada fue, en verdad, el segundo con la célebre actriz en el mismo año. Martí ya había conocido a la Bernhardt de otra manera; sucedió en la esquina del teatro que la hiciera célebre: L’Odéon, aunque hoy otro teatro lleva su nombre, en Châtelet; que es la sala original en donde ella actuó. Martí se pasaba el día en reuniones, en exposiciones. Cuentan que caminaba rapidísimo, casi corriendo, por la rue de Rivoli, subía y bajaba escaleras, las de su refugio y las de otros áticos, escribía desaforadamente artículos que enviaba a todas partes, y cuyas cuartillas a veces volaban a través de la ventana hacia la rue de Rivoli, y ahí tenía que volver a descender las escaleras a todo meter, en pleno frenesí, a recuperar lo escrito. Así transcurrieron sus días y sus noches en París.

El Tomo 15 de sus Obras Completas, dedicado a Europa, recoge todo cuánto escribió Martí desde y sobre París. Incluido el artículo sobre Sarah Bernhardt que fue escrito originalmente en francés y que él mismo tradujo al español.Este artículo, cuyo título es “Sarah Bernhardt”, fue escrito hacia 1880 en Nueva York. Yo me atrevería a afirmar que Martí lo empezó a escribir en el 28 rue de Rivoli, en 1874.

A Martí le fascinaba pasearse por los alrededores de la Comédie Française, de ahí regresaba en zigzag recorriendo las salidas de los espectáculos, no porque estuviera bebido, sino porque París se debe explorar en zigzag. “Era de noche, vi unos labios rojos a la salida del teatro, y me eché sobre su beso”. Martí besó a la Bernhardt apasionadamente, más atraído por sus labios que por la certeza de que se trataba de la diva. Y cobijado en ese beso descansó varios días.

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Editora Jefe en Opinión Cubana. Escritora y artista cubana e hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vermeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

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