La crisis agropecuaria en Cuba ha alcanzado niveles sin precedentes, superando incluso los peores momentos del Período Especial. La producción de alimentos básicos ha colapsado, dejando a la población sumida en la escasez, con precios inalcanzables y sin señales de una recuperación cercana.
Según el economista Pedro Monreal, la crisis actual no solo es más profunda, sino que se ha prolongado por más de seis años sin mostrar mejoría. Mientras que en los años 90 la producción agrícola logró recuperarse tras un colapso inicial, en la actualidad la caída es sostenida y cada vez más devastadora.
Uno de los datos más alarmantes es la desaparición del 85 % de la producción nacional de arroz, un alimento esencial en la dieta cubana. Pero el arroz no es el único producto en crisis:
• Carne de cerdo: -93,2 %
• Huevos: -43 %
• Leche de vaca: -37,6 %
Las cifras del Anuario Estadístico de Cuba 2023 confirman la gravedad del problema, reflejando una situación de emergencia alimentaria que golpea con fuerza a la población.
Los campos cubanos están prácticamente improductivos. La falta de insumos agrícolas, la obsolescencia de la maquinaria y la incapacidad del régimen para garantizar un mínimo de estabilidad en el sector han convertido la producción de alimentos en un desastre absoluto.
A esto se suma una inflación acumulada de casi el 25 % en 2024, que ha disparado los precios de los pocos productos disponibles. En un país donde los salarios estatales siguen estancados, comprar comida se ha vuelto un lujo inalcanzable.
La respuesta del régimen ha sido imponer multas y topes de precios, medidas que lejos de solucionar la crisis, han desmotivado aún más la producción y han fomentado el mercado negro. Mientras tanto, la élite del poder sigue viviendo sin preocupaciones, ajena al hambre y la desesperación del pueblo.
Para muchos cubanos, la actual crisis es peor que el Período Especial. La diferencia es que en los años 90 había una mínima esperanza de recuperación con la apertura al turismo y ciertas reformas económicas. Hoy, la falta de soluciones reales y el bloqueo del régimen a cualquier intento de cambio hacen que el escenario sea aún más sombrío.
El economista Pedro Monreal ha propuesto una privatización de la agricultura como única vía para salir de la crisis. Sin embargo, el régimen sigue aferrado a un modelo obsoleto que ha llevado a millones de cubanos a la miseria y el hambre.
Mientras tanto, las calles de Cuba reflejan la dura realidad: colas interminables, estantes vacíos y familias que luchan día a día por conseguir un poco de comida. La crisis agropecuaria ha dejado de ser un problema económico para convertirse en una tragedia humanitaria que el régimen no tiene la voluntad ni la capacidad de resolver.
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