Cárcel de mujeres Ceiba Cuatro: un centro de tortura

LA HABANA, Cuba. – “Es un centro de tortura”, así catalogó a la cárcel de mujeres Ceiba Cuatro, ubicada en la provincia de Artemisa, una prisionera que conversó con CubaNet y solicitó el anonimato para evitar represalias por sus denuncias. 

“En este lugar el régimen que se le aplica a las mujeres va de lo abusivo a lo degradante”, agregó. 

La prisionera expuso que no se les permite hablar, reírse, cantar ni escuchar música; tampoco se realizan actividades recreativas o de esparcimiento como la práctica de deportes. 

La rutina comienza a las 6:30 de la mañana, cuando las reclusas son obligadas a salir de los edificios y, sin desayunar ni asearse, deben limpiar las áreas externas. Mientras están en esa faena, ponen el agua y, al regresar a los cubículos, la quitan. Apenas les da tiempo para limpiarse o guardar algo del líquido. Luego deben incorporarse a sus tareas o trabajos habituales. 

También se les niega atención médica, aseguró la fuente. “En el puesto médico no existen medicamentos y, cuando aparece alguno, está vencido; tampoco tiene las condiciones necesarias, cuando pasó el huracán Rafael algunas tuvieron que tomar los medicamentos mojados o desmoronados. Si a la reclusa le traen de su casa algún medicamento como analgésico o antibiótico, se lo recogen y lo depositan en el puesto médico para cuando lo necesite”, añadió.

La misma fuente ejemplificó los abusos con lo sucedido a una de las reclusas, llamada Milena Leyva: “Ella regresó de un pase o permiso de salida con mucha fiebre y la llevaron a varios hospitales donde no la atendieron correctamente. En su próximo pase, ella fue por sus medios a un hospital en donde le hicieron varias pruebas y le indicaron un examen que se realiza mediante turno previo, pero tuvo que entrar a la prisión y no le dieron el permiso para que fuera al turno médico. Tampoco le hicieron un ‘conduce’ para llevarla. Conclusión: Milena sigue sin saber qué le provoca esas fiebres constantes”, narró.

Asimismo, afirmó que algunas reclusas son acosadas por hombres trabajadores del centro, como el logístico, pero ellas, por miedo y bajo amenazas, no se defienden ni lo acusan.

La fuente denunció también que durante el paso del huracán Rafael, que afectó el occidente del país a inicios de noviembre, pasaron la noche durmiendo con los colchones mojados en el piso mientras los hombres que trabajan en el lugar aguantaban la puerta para que el viento no la tirara.

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