La destacada economista y activista prodemocracia cubana Martha Beatriz Roque Cabello permanece en estado grave en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Hermanos Ameijeiras de La Habana, donde su atención médica se desarrolla bajo un estricto operativo de la Seguridad del Estado cubana, evidenciando la persistente persecución del régimen incluso durante crisis de salud.
Según el último parte médico divulgado este jueves 6 de febrero, Roque Cabello presenta un cuadro complejo que incluye diabetes mellitus descompensada y bronconeumonía, aunque mantiene funciones vitales estables y está consciente. Los médicos han reportado mejorías en su función renal, aunque mantienen un «criterio reservado» sobre su evolución general.
Sin embargo, lo más preocupante del caso es la presencia invasiva de la Seguridad del Estado en el centro hospitalario. El activista y exprisionero político Ángel Moya ha denunciado que agentes del régimen han establecido una oficina de control en la planta baja del hospital, desde donde supervisan y dirigen las operaciones. Más alarmante aún es la presencia de médicos vinculados a la Seguridad del Estado en la propia UCI, lo que genera fundadas preocupaciones sobre la independencia del tratamiento médico.
La situación actual de Roque Cabello, única mujer del Grupo de los 75 durante la tristemente célebre Primavera Negra de 2003, refleja la continua persecución del régimen contra las voces disidentes. Su trayectoria como defensora de los derechos humanos, que incluye una nominación al Premio Nobel de la Paz en 2007 y el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje, la ha convertido en un objetivo permanente de la represión estatal.
El control ejercido por la Seguridad del Estado sobre su atención médica, incluyendo la restricción de acceso a los resultados de exámenes complementarios y la prohibición de visitas de sus allegados, evidencia que el aparato represivo cubano no cesa ni siquiera ante emergencias de salud de reconocidos opositores.
Esta situación ha generado preocupación en la comunidad internacional de derechos humanos, que ve en el caso de Roque Cabello un ejemplo más de cómo el régimen cubano instrumentaliza incluso los servicios médicos como mecanismo de control y represión contra la disidencia.
La presencia de un operativo de vigilancia en un centro hospitalario no solo viola principios básicos de ética médica, sino que también refleja la naturaleza totalitaria de un sistema que considera la atención médica como un privilegio político más que un derecho humano fundamental.
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