El sector agrícola sufrió más de 330 millones de dólares en pérdidas entre abril y diciembre del pasado año 2020. Así lo anunció el Ministerio de Agricultura (MINAG) culpando a las sanciones económicas de Estados Unidos, la pandemia y cómo se puede esperar, al embargo económico.
A pesar de ser un país mayormente agrícola, Cuba importa más del 80 % de los víveres que consume la población, representando un gasto anual de 2.000 millones de dólares, según datos oficiales.
El gobierno mantiene restricciones estrictas sobre la comercialización de productos agrícolas por parte de los productores del sector privado, contribuyendo significativamente a la crisis alimentaria que atraviesa el país, mientras los gastos de importación continuan subiendo.
Recientemente el gobierno aprobó 63 medidas con el objetivo de priorizar la producción de alimentos agrícolas ante la generalizada escasez, los altos precios en el mercado negro y las dificultades que enfrentan a diario los cubanos para adquirir, situación que mantiene a la población en un estado de hambruna, motivo de descontento generalizado que amenaza con producir un estallido social en el país.
Aunque estas medidas abren la posibilidad a los campesinos de vender sus excedentes de carne de res, leche y derivados, siempre y después de cumplir la cuota que les impone el gobierno, estos se quejan de no recibir pagos a tiempo, y de la pobre gestión estatal y precaria red transporte de acopio que producen cuantiosas perdidas al echarse a perder esperando a ser colectados.
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