La exportación de médicos Cubanos: penetracion ideológica y esclavitud

La práctica de exportar profesionales de la salud cubanos a otros países representa uno de los mecanismos más controvertidos de generación de ingresos para el gobierno cubano, revelando una compleja red de implicaciones económicas, éticas y profesionales que afectan tanto a Cuba como a los países receptores.

El caso reciente de San Luis Potosí, México, ilustra perfectamente las tensiones que genera este sistema. La Facultad de Medicina local ha denunciado cómo la llegada de médicos cubanos está desplazando a estudiantes mexicanos de sus espacios de práctica profesional, creando un conflicto directo con el desarrollo de nuevos profesionales locales. El director de la Facultad de Medicina, Ismael Francisco Herrera Benavente, ha manifestado su preocupación por la reducción de oportunidades para estudiantes en servicio social y la falta de verificación rigurosa de las credenciales y capacidades de los médicos cubanos.

El modelo de exportación de médicos funciona mediante un sistema triangular donde el gobierno cubano envía profesionales médicos al extranjero, los países receptores pagan directamente al gobierno cubano, y los médicos reciben solo una fracción menor del pago total. En el caso específico de México, el gobierno ha destinado más de 24 millones de dólares para este programa en un período de dos años, mientras que los médicos participantes reciben salarios significativamente menores a lo que el gobierno mexicano paga por sus servicios.

La paradoja más notable de este sistema es su impacto en el propio sistema de salud cubano. En 2023, más de 13,300 médicos abandonaron la isla, mientras los hospitales cubanos enfrentan una escasez crítica de personal y la calidad de la atención médica se ha deteriorado significativamente. El sistema presenta además graves problemas éticos, pues los médicos tienen limitada libertad de movimiento en los países donde son enviados, sus pasaportes son frecuentemente retenidos, no pueden traer a sus familias consigo, están sujetos a vigilancia constante, y una parte sustancial de sus ingresos es apropiada por el gobierno cubano.

Los países que reciben médicos cubanos enfrentan dilemas complejos que incluyen la necesidad de cubrir áreas desatendidas frente al desarrollo de capacidades locales, cuestionamientos sobre la calificación y certificación de los profesionales, conflictos con los sistemas de formación médica locales, y debates sobre la ética de participar en un sistema que ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos.

La exportación de médicos cubanos representa un sistema complejo que, si bien puede parecer una solución a corto plazo para las necesidades de personal médico en ciertos países, genera preocupaciones significativas tanto en términos de derechos laborales como de desarrollo de capacidades médicas locales. El caso de San Luis Potosí ejemplifica cómo estas políticas pueden tener efectos negativos no previstos en los sistemas de salud y educación de los países receptores.

La situación requiere un replanteamiento que considere el desarrollo sostenible de capacidades médicas locales, la protección de los derechos laborales de los profesionales, la transparencia en los acuerdos internacionales, y el impacto en los sistemas de salud de todos los países involucrados. Solo a través de un análisis crítico y una reforma profunda de estas prácticas se podrá garantizar tanto la atención médica necesaria en zonas desatendidas como el respeto a los derechos fundamentales de los profesionales de la salud.

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