Un hotel de lujo entre ruinas

En medio de una La Habana que se desmorona, el Hotel Selection se alza como un monumento a la contradicción. Este coloso de cristal y acero, administrado por la cadena española Iberostar, emerge como un espejismo de modernidad en una ciudad donde sus habitantes luchan diariamente por satisfacer necesidades básicas.

La inversión millonaria en este hotel de 40 pisos representa una decisión gubernamental que desafía toda lógica económica y social. Como señala Susel Borges, una artesana local de 26 años, estos recursos «podrían haberse gastado para construir hospitales y escuelas» – una observación que resume el sentimiento general de una población que observa, impotente, cómo se priorizan los proyectos turísticos sobre las necesidades fundamentales.

La ironía de esta inversión se hace más aguda al considerar las estadísticas turísticas actuales. Con solo 2.2 millones de visitantes en 2024, una caída significativa desde los 4.2 millones de 2019, el sector turístico cubano atraviesa su peor momento en décadas. Los hoteles de lujo existentes permanecen mayormente vacíos, víctimas de una «tormenta perfecta» que combina escasez de suministros, crisis energética y éxodo de personal cualificado.

El proyecto, operado bajo el control de Gaesa, el conglomerado del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, ejemplifica la falta de transparencia en la gestión de recursos públicos. La ausencia de auditorías y la negativa a revelar los costos reales del proyecto generan dudas legítimas sobre la administración de fondos en un país con severas limitaciones económicas.

Los expertos han señalado múltiples deficiencias en el diseño del edificio. El profesor Abel Tablada lo describe como «un ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer en términos de diseño bioclimático». Su altura excesiva viola regulaciones urbanas, mientras que sus ventanales de cristal resultan inadecuados para el clima tropical cubano.

La imagen del Hotel Selection se vuelve aún más perturbadora cuando se considera el contexto económico de la isla. Como señala el economista Pedro Monreal, existe una «incongruencia» fundamental en priorizar la inversión turística mientras sectores estratégicos como la agricultura reciben una fracción minúscula del presupuesto estatal, perpetuando la inseguridad alimentaria de la población.

El Hotel Selection La Habana se erige como un símbolo de las contradicciones del sistema cubano actual: un edificio ultramoderno que promete lujo a visitantes que no llegan, mientras la población local enfrenta carencias básicas. Su construcción no solo representa un cuestionable uso de recursos escasos, sino que también plantea serias dudas sobre la viabilidad de su operación futura en un contexto de crisis económica profunda y turismo decreciente.

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