USAID, NED: ¿Democracia o Ingeniería Social?

El papel de las agencias de financiamiento estadounidense en la promoción de la democracia en el mundo está siendo objeto de un intenso debate, especialmente tras la reciente absorción de USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) por el Departamento de Estado.

Esta reestructuración ha puesto en duda la continuidad de programas destinados a la lucha por la libertad en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, en un momento en que los regímenes autoritarios de la región continúan reprimiendo cualquier intento de disidencia.

Durante décadas, USAID y la NED (National Endowment for Democracy) han sido las principales herramientas de financiamiento de iniciativas prodemocráticas en países bajo regímenes totalitarios. Sin embargo, la efectividad de estos programas ha sido cuestionada repetidamente, especialmente en el caso cubano, donde gran parte del presupuesto destinado a la sociedad civil termina diluido en estudios académicos, eventos en el extranjero y organizaciones con escaso impacto dentro de la isla.

Mientras periodistas independientes y activistas en Cuba enfrentan una represión brutal, el financiamiento de USAID y NED no ha logrado traducirse en un apoyo real para quienes resisten desde dentro.

A esto se suma la preocupación de que ciertos fondos han sido desviados hacia programas de “ingeniería social” que poco tienen que ver con la lucha contra el comunismo o la promoción efectiva de la democracia.

Con la absorción de USAID por la administración de Trump, la gran interrogante es si el Departamento de Estado optimizará estos recursos para maximizar su impacto o si, por el contrario, significará una reducción del apoyo a la oposición democrática en estos países.

Uno excelente ejemplo de pésima gestion es el caso de Radio y TV Martí, medios creados y patrocinados por millones de dólares provenientes de fondos federales para llevar información libre a Cuba, pero cuya efectividad ha sido duramente cuestionada ante su escasa audiencia dentro de la isla, la falta de innovación en sus formatos y la pérdida de credibilidad han convertido a estas plataformas en meros relictos de la Guerra Fría.

Ante este escenario, algunos analistas han propuesto su desmantelamiento total y la redirección de sus recursos a estrategias más efectivas, adaptadas a la era digital y a la realidad de la lucha opositora dentro de Cuba.

En lugar de gastar millones en un modelo de radiodifusión ineficaz, la lucha contra la propaganda castrista debe modernizarse, priorizando el acceso a internet, el financiamiento directo a medios alternativos dentro de la isla y la capacitación de nuevos comunicadores.

Con la reestructuración de USAID, el modelo de financiamiento estadounidense para la promoción de la democracia en América Latina atraviesa una profunda transformación.

El gran desafío es definir si este cambio llevará a una estrategia más eficiente y centrada en la lucha contra el comunismo o si, por el contrario, significará el desmantelamiento progresivo de los programas de apoyo a la oposición en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Lo que está en juego no es solo el destino de la oposición en estos países, sino también la credibilidad de la política exterior estadounidense en el hemisferio occidental.

Acerca de Abel Santiago 8 Articles
Community Manager. Se inició en el mundo editorial en 1994. Posteriormente se adentró en el mundo digital desarrollando numerosas plataformas y campañas en línea, y colaborando en la creación y edición de contenido editorial y promocional. Apasionado de José Martí y de la verdad.

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