El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó a su gobierno preparar la base naval de Guantánamo para alojar a decenas de miles de migrantes considerados “criminales extranjeros”, como parte de su política de endurecimiento migratorio.
“Tenemos 30.000 camas en Guantánamo para detener a los peores delincuentes ilegales que amenazan al pueblo estadounidense”, declaró Trump, subrayando que algunos de estos migrantes son tan peligrosos que no confía en que sus países de origen los retengan.
La orden instruye a los Departamentos de Defensa y Seguridad Nacional a preparar las instalaciones para recibir a los detenidos, aunque no especifica detalles sobre el proceso ni los derechos que tendrían los migrantes en el centro de detención.
Actualmente, unos 40.000 migrantes están recluidos en centros de detención privados y cárceles locales en Estados Unidos. Ampliar la capacidad en Guantánamo permitiría al gobierno federal duplicar inmediatamente su espacio de detención, según explicó Trump.
La base naval, con una extensión de 117 kilómetros cuadrados, cuenta con un emplazamiento separado del famoso centro de detención del Pentágono donde permanecen sospechosos de terrorismo. Este espacio ha sido utilizado en el pasado para albergar migrantes cubanos y haitianos interceptados en el mar, aunque originalmente se concibió como una operación humanitaria.
A lo largo de la historia, Guantánamo ha sido utilizado para contener crisis migratorias, como la oleada de refugiados cubanos y haitianos en la década de 1990. Sin embargo, su transformación en un centro de detención de larga duración para migrantes considerados criminales marca un cambio significativo en su uso.
La administración Trump ha redoblado su ofensiva contra la migración en las últimas semanas, incluyendo redadas masivas en varias comunidades. La ampliación de la capacidad de detención en Guantánamo sugiere que el expresidente planea una intensificación de las deportaciones de migrantes ilegales a dicha instalación.
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