En un gesto que roza lo grotesco, Yadira Ramírez Morera, esposa del Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, ha jugado a ser «Primera Dama» en el Congo donando medicamentos ante las cámaras mientras los hospitales cubanos colapsan y los ancianos mueren por falta de suministros médicos esenciales.
Mientras cubanos desesperados buscan antibióticos para sus hijos enfermos, la señora Ramírez —quien no ocupa cargo oficial en el gobierno— entrega con tremenda sonrisa medicamentos para tratamientos de anemia y cáncer entre los pobladores de Brazzaville. La propaganda castrista pisoteando una vez más la dignidad de millones de cubanos que sufren diariamente la crisis sanitaria más grave en décadas.
Esta exhibición de «generosidad» es particularmente cruel considerando que el sistema de salud cubano —otrora propaganda estrella del régimen— se desmorona ante la mirada impotente de sus ciudadanos y del resto del mundo. Médicos cubanos denuncian operar a la luz de los celulares, mientras el gobierno encuentra recursos para financiar estas costosas operaciones de relaciones públicas.
La inclusión de Ramírez en la delegación oficial, sin justificación diplomática clara más allá de ser esposa del Primer Ministro, evidencia la corrupción y el nepotismo rampante en la cúpula gobernante. Actual directora de comunicación del Ministerio de Turismo —cartera anteriormente dirigida por su esposo— su presencia subraya cómo la nomenclatura castrista articula su red de poder sobre una población sumida en la miseria.
¿Por qué un país en quiebra económica y crisis sanitaria puede permitirse el lujo de donar medicamentos al extranjero? La respuesta es simple: porque el objetivo nunca ha sido el bienestar de los cubanos, sino mantener la fachada internacional que han sido capaces de perpetuar por mas de 64 años.
Las traiciones del castrismo a los cubanos no son nada nuevo. El castrismo mismo es el non plus ultra de la traición más grande perpetrada contra toda una nación.
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