
En un desarrollo significativo para las relaciones financieras internacionales de Cuba, el Tribunal Supremo del Reino Unido ha cerrado un capítulo importante en el prolongado litigio entre el Banco Nacional de Cuba (BNC) y el fondo de inversión CRF I Limited. La decisión judicial rechaza definitivamente la posibilidad de apelación por parte de la entidad bancaria cubana, consolidando la posición del fondo como acreedor legítimo.
El máximo tribunal británico ha determinado que la solicitud de apelación presentada por el BNC «no plantea un punto de derecho discutible ni un punto de derecho de importancia pública general», según confirmaron fuentes judiciales. Esta resolución pone fin a la fase jurisdiccional del proceso judicial.
La controversia se origina en préstamos concedidos en la década de 1980 por entidades financieras europeas como Credit Lyonnais Bank Nederland e Istituto Bancario Italiano. Estos créditos fueron posteriormente adquiridos en el mercado secundario por CRF, con sede en las Islas Caimán, que reclama ahora un monto de 78 millones de dólares.
David Charters, presidente de CRF, ha señalado que esta resolución «marca una victoria decisiva y concluyente» y ha anunciado la intensificación de los esfuerzos para hacer cumplir la sentencia. Aunque la reclamación actual se centra en 78 millones de dólares, CRF sostiene que la deuda total asciende a 1.200 millones que desde 2013 ha intentado negociar con las autoridades cubanas sin obtener respuesta satisfactoria.
La decisión del Tribunal Supremo británico establece un marco jurídico definitivo sobre la legitimidad de CRF como acreedor, cerrando las vías de impugnación disponibles para el Banco Nacional de Cuba. Este último desarrollo representa un punto de viraje en las relaciones financieras del régimen con acreedores externos, y podría influir en futuras reclamos de otros acreedores.
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