La Cuba futura: una presunción o una interrogante (1ra parte)

Hace ya varios años la autorización de ventas de ollas de presión y de telefonía móvil, así como la de ciclomotores, la permisión a los cubanos para alquilar en los hoteles bajo tarifas máximas, y otras tantas promesas de esa índole -que hubieran provocado burlas y risas en cualquier otro país del mundo libre-, asombró a defensores de los derechos humanos e incluso a ciudadanos no cubanos de a pie. Lo vieron como los síntomas de que por fin llegaban los tan esperados cambios a Cuba. ¿Se hubiera podido considerar como la antesala para un futuro mejor en la isla? Absolutamente no. Pero el mundo confundió un cierto confort con la libertad.

Que Raúl Castro, de quien conocemos bien su curriculum vitae, o más bien ‘mortae’,haya sustituido a su hermano Fidel Castro, en lo que constituyó una sucesión dinástico comunista, al estilo coreano, fue otra imposición que no vino solamente desde el Comité Central, además los cubanos amantes de la libertad y del desarrollo debíamos verlo como cambios sustanciales de una férrea dictadura o tiranía hacia una presunta democracia. Se nos exigió. Hubo quienes aceptaron. Yo desde luego que no.

En reiteradas ocasiones he leído artículos jubilosos que mencionan cambios, ¿qué cambios podría hacer Raúl Castro? ¿Qué cambios aparte de nombrar a una pieza movible a su antojo como lo es Miguel Díaz-Canel? Pero además, ¿se habrían aplaudido los supuestos cambios de un Jorge Rafael Videla en Argentina o un Gustavo Leigh Guzmán, segundo militar en la Junta militar pinochetista? ¿Entonces, por qué los cubanos debiéramos hacernos ilusiones con Raúl Castro, uno de los militares más represivos y criminales de la historia de Cuba, de Sudamérica y del mundo? ¿Por qué el segundo hombre bajo la tiranía castrista, designado por su hermano, el propio tirano, con el objetivo de darle continuidad ideológica, política y militar a aquel engendro, tendría que inspirarnos confianza? De ninguna manera.

Por supuesto, otra pregunta se impone: ¿por qué el pueblo cubano no se tira a las calles con la intención de protestar en contra del tirano II? Es lo que muchos se preguntan. Respondo: probablemente sea por miedo, o por oportunismo, debido a las medidas represivas que durante más de sesenta y dos años han deformado la personalidad y la psicología del cubano, ninguneándola.

Cuando fue derribado el comunismo en los “hermanos” o hermanastros países comunistas del Este de Europa y el CAME se convirtió en un Capitalismo Ansiado Muy Extremo para la URSS, y que nos dejaron de enviar por un tubo y siete llaves todo lo vencido y despreciado por los ‘bolos’ (soviéticos) el régimen recurrió a quien ya tenían adobando y entrenando desde hacía décadas, a Hugo Chávez y su tan anhelada Venezuela. Chávez facilitó el trecho a los Castro hacia otra vía de sustentación, pero sobre todo de enriquecimiento personal; lo que les dio ímpetus para recurvar a las viejas fórmulas y renovadas tendencias admirativas por el fachocomunismo que habían sentido en una época, sobre todo un joven Castro I en su lectura de ‘Mi Lucha’ de Adolf Hitler. Las técnicas fascistas inspiradas por el comunismo afloraron en la primavera del 2003, encarcelamientos y fusilamientos de tres jóvenes negros juzgados y asesinados en menos de 48 horas dieron nombre a la Primavera Negra de Cuba.

Durante la Primavera de Cuba fueron encarcelados 75 opositores pacíficos, entre los que se encontraban periodistas, poetas, bibliotecarios independientes, artistas; se les celebraron juicios sumarísimos y fueron condenados a penas de entre 6 y 28 años de cárceles. Las acusaciones eran delirantes: recibir instrucciones del enemigo y ser ‘agentes de una potencia extranjera’. Cincuenta y nueve de ellos tardaron años en ser semi liberados bajo ‘licencia extrapenal’ (modalidad castro-comunista) y desterrados en una vergonzosa negociación con el gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero. En esa época la totalidad de presos políticos era de 242. Los Castro pretendían, como habían hecho en el pasado, canjear presos por medidas y prebendas a su favor por parte de los gobiernos democráticos europeos, con quienes siempre han negociado créditos altamente desfavorables para los patronatos y economía de esos países.

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Este artículo apareció originalmente en ZoePost el 4 de abril de 2021 como parte de una serie de 5 artículos que reproducimos a continuación en Opinión Cubana.

Acerca de Zóe Valdés 17 Articles
Editor Jefe Asociado en Opinión Cubana. Escritora y artista cubana e hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vermeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

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