Cuba perdió 300.000+ habitantes en 2024: registró cifra más baja de nacimientos en décadas

El alarmante descenso de la población cubana en los últimos años no es un fenómeno aislado ni producto del azar, sino el resultado de una combinación de factores que han convergido para acelerar el vaciamiento de la isla.

En 2024, Cuba perdió más de 300,000 habitantes, registrando además la cifra más baja de nacimientos en más de seis décadas. Con apenas 71,000 nacimientos en todo el año y un éxodo migratorio sin precedentes, el país enfrenta una crisis demográfica profunda con repercusiones a largo plazo.

El vicejefe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), Juan Carlos Alfonso Faga, ha señalado que la población actual de Cuba es de 9.7 millones de personas, un número que contrasta con otras estimaciones más pesimistas, como la del economista y demógrafo Juan Carlos Albizu-Campos, quien calcula que la isla podría haber descendido ya a 8.62 millones de habitantes tras una disminución del 18% entre 2022 y 2023. A pesar de las discrepancias, lo que es innegable es la tendencia al decrecimiento y envejecimiento de la población.

El principal factor que ha impulsado la reducción de la población cubana es la emigración masiva. Desde 2021, más de medio millón de cubanos han abandonado el país, buscando mejores condiciones de vida en Estados Unidos, España, México y otros destinos.

Esta cifra supera con creces las oleadas migratorias del Mariel en 1980 (125,000 emigrantes) y la Crisis de los Balseros en 1994 (35,000 emigrantes). La crisis económica, la falta de oportunidades, la represión política y la incertidumbre han llevado a miles de cubanos, especialmente jóvenes en edad reproductiva, a buscar un futuro fuera de la isla.

El desplome de la natalidad es otro indicador clave del declive poblacional. En 2023, Cuba registró 90,300 nacimientos, la cifra más baja en más de seis décadas, y en 2024 la situación empeoró con apenas 71,000 nacimientos. La falta de recursos, la precariedad económica y el desánimo generalizado han hecho que muchas parejas pospongan o descarten la idea de tener hijos. Además, el acceso a servicios básicos como salud maternoinfantil y alimentación ha empeorado, desincentivando la reproducción.

Mientras la población joven se reduce, el único grupo que ha crecido en los últimos años es el de los adultos mayores, que ya representan una cuarta parte de la población cubana. Con una baja tasa de natalidad y una alta esperanza de vida, el país avanza rápidamente hacia una estructura demográfica envejecida, lo que implica un futuro con menos fuerza laboral y mayor carga social y económica para un sistema que ya está al borde del colapso.

La combinación de emigración, baja natalidad y envejecimiento pone en jaque el futuro de Cuba. Con una fuerza laboral cada vez menor, el país enfrenta una crisis en su sistema de pensiones, salud y producción. A mediano plazo, el impacto será devastador: una nación con menos jóvenes, menos trabajadores y más dependientes del Estado en un contexto de crisis económica prolongada.

El gobierno cubano ha retrasado repetidamente la realización de un censo de población, lo que impide conocer con exactitud el verdadero tamaño y estructura demográfica del país. Se ha prometido un nuevo censo para 2025, pero con las cifras actuales y la tendencia migratoria, es probable que el número real de habitantes sea aún menor de lo que las autoridades reconocen.

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