El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este viernes una orden ejecutiva que restringe el acceso a tecnología estadounidense para países considerados “adversarios extranjeros”, incluyendo China, Cuba y Venezuela. La medida busca proteger sectores estratégicos como la inteligencia artificial, los semiconductores y la biotecnología, reforzando la seguridad nacional frente a amenazas externas.
Según el documento oficial, Trump justificó la decisión afirmando que “la seguridad económica es seguridad nacional”, subrayando la necesidad de blindar las infraestructuras tecnológicas de EE.UU. ante el riesgo de espionaje y manipulación por parte de regímenes hostiles.
La orden ejecutiva designa formalmente como “adversarios extranjeros” a China, Hong Kong, Macao, Cuba, Irán, Corea del Norte, Rusia y el “régimen del político venezolano Nicolás Maduro”. La administración Trump ha enfatizado que estos países han utilizado tecnología estadounidense para fortalecer sus capacidades militares y de vigilancia, representando una amenaza directa para la estabilidad global.
China, en particular, ha sido señalada como el principal beneficiario de inversiones en EE.UU. para acceder a tecnologías sensibles. En respuesta, Trump ha intensificado las medidas de control, incluyendo un nuevo arancel del 10% sobre productos chinos, sumándose a las restricciones impuestas en su primer mandato.
La reacción en Washington ha sido mixta. Mientras que republicanos aplauden la decisión como una estrategia clave para frenar la influencia extranjera en áreas tecnológicas críticas, algunos expertos advierten sobre posibles repercusiones económicas y represalias comerciales, especialmente de China.
Pese a las críticas, la administración Trump insiste en que estas restricciones son esenciales para evitar que la tecnología estadounidense caiga en manos de actores hostiles, asegurando así la primacía de EE.UU. en la innovación y la seguridad global.
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