Nuevo informe detalla décadas de apoyo castrista al terrorismo internacional

Un informe reciente documenta con precisión los vínculos sostenidos durante décadas entre el régimen cubano y organizaciones terroristas internacionales como Hamás y Hezbolá. Titulado “Las múltiples caras del terrorismo en Cuba”, el estudio traza una línea directa entre los orígenes violentos de la revolución castrista y su apoyo sistemático a movimientos extremistas a escala global.

La investigación es fruto del trabajo conjunto del Centro de Estudios, Formación y Análisis Social, el Centro por una Cuba Libre y la Asociación Española Cuba en Transición. Su propósito: ofrecer un contexto histórico del involucramiento del régimen cubano con el terrorismo, desde los años 50 hasta la actualidad.

“El informe muestra que la política de apoyo al terrorismo fue institucionalizada por el régimen desde sus inicios”, explica John Suárez, director del Centro por una Cuba Libre. Según Suárez, tras la toma del poder en 1959, los métodos violentos usados por los hermanos Castro pasaron a ser política de Estado, y su proyección internacional se consolidó en 1966 con la celebración en La Habana de la Conferencia Tricontinental, donde participaron grupos insurgentes de todo el mundo.

Allí, ante más de 500 delegados, Fidel Castro dejó claro que su visión de la toma del poder no era democrática: “con las balas, no con las urnas”. Fue el punto de partida de una política de respaldo abierto a grupos como el ELN y las FARC en Colombia, así como a organizaciones islamistas como Hezbolá y Hamás, con quienes La Habana mantiene contactos hasta hoy, según el informe.

El documento revela que en 2021, poco después de las protestas del 11 de julio en Cuba, el embajador cubano en Líbano, Alexander Pellicer Moraga, sostuvo una reunión con Ammar Al-Mousawi, jefe de relaciones internacionales de Hezbolá, para intercambiar opiniones sobre la situación en la isla. No era un hecho aislado. En 2019, el mismo diplomático se había reunido con el representante de Hamás en Beirut. En 2023, su sucesor, Jorge León Cruz, también sostuvo un encuentro con una delegación de Hamás.

Las conexiones son coherentes con la reacción del régimen tras el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023 contra Israel, en el que Hamás asesinó a 1.400 personas y secuestró a más de 250. Pocas semanas después, el 23 de noviembre, el gobierno cubano organizó una marcha en respaldo a Palestina y en solidaridad tácita con los militantes del grupo islamista.

El informe no se limita al presente. También expone cómo el régimen ha ofrecido refugio durante décadas a fugitivos de la justicia y promotores de la violencia política. Se estima que al menos once prófugos de tribunales estadounidenses residen hoy en La Habana bajo protección estatal. Asimismo, se mencionan los secuestros aéreos impulsados por Fidel y Raúl Castro en los años posteriores a su llegada al poder, una práctica replicada por movimientos afines en toda América Latina, bajo el amparo logístico y político de Cuba.

El reporte subraya también la influencia internacional del llamado “Departamento América” del Partido Comunista Cubano, desde el cual se promovieron focos guerrilleros en países como Bolivia, Venezuela y Nicaragua. El propio Ernesto “Che” Guevara fue pionero en esta estrategia, primero en el Congo y luego en Bolivia, en una serie de intervenciones que, aunque fallidas militarmente, dejaron un rastro de violencia política y muerte.

Uno de los episodios más oscuros rescatados por el informe es el plan terrorista organizado por los diplomáticos cubanos Elsa Montera y José Gómez Abad en 1962, que contemplaba detonar 500 kilos de explosivos en Nueva York. Aunque fue frustrado, el caso refleja la disposición del régimen a exportar su revolución mediante el terror.

El estudio también detalla cómo, durante la Guerra de Yom Kippur en 1973, Cuba envió a Siria un contingente de 800 tanquistas para apoyar a las fuerzas árabes contra Israel, lo que evidencia su implicación directa en conflictos de Medio Oriente.

La lista de países donde La Habana ha desplegado acciones subversivas incluye naciones africanas como Congo, Angola, Etiopía, Guinea, Kenia, Sudáfrica y Ghana, entre otros. En Europa, se recuerda cómo comandos de la organización terrorista vasca ETA encontraron refugio y entrenamiento militar en Cuba desde los años 80.

El régimen cubano no ha actuado solo. Según el informe, ha contado históricamente con aliados estratégicos como Venezuela, Nicaragua, Rusia, Irán y Siria. En los últimos años, sus actividades ligadas al terrorismo y al crimen organizado han pasado a ser “parte central e intrínseca de su estrategia de supervivencia”, posicionando a Cuba como un actor clave dentro del crimen organizado transnacional.

En conclusión, “Las múltiples caras del terrorismo en Cuba” demuestra que el vínculo del castrismo con el terrorismo internacional no es episódico ni coyuntural, sino estructural y prolongado. Un legado que comenzó con la toma violenta del poder en 1959 y que, seis décadas después, sigue marcando la política exterior del régimen.

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