
Cuba atraviesa un nuevo desplome en uno de sus sectores estratégicos. Entre enero y abril de 2025, la Isla recibió apenas 741.106 turistas internacionales, lo que representa una caída del 27,6 % respecto al mismo periodo del año anterior, según cifras oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). Los datos evidencian un retroceso alarmante en el que fuera, durante años, uno de los principales motores económicos del país.
Los dos mercados emisores más relevantes para el turismo cubano—Canadá y Rusia—han experimentado caídas drásticas. En el caso canadiense, el descenso fue del 31,8 %, pasando de casi 400 mil visitantes en 2024 a poco más de 272 mil en lo que va de año. Las advertencias emitidas por el Gobierno de Canadá, alertando sobre la escasez de servicios esenciales y el incremento de robos y agresiones, comienzan a surtir efecto en las decisiones de los viajeros.
Aún más pronunciada es la contracción del turismo ruso, que se desplomó en un 47,7 %. Apenas 46.170 visitantes procedentes de ese país llegaron al archipiélago caribeño en el primer cuatrimestre de 2025. Esta tendencia afecta seriamente los ingresos del régimen cubano, que sigue apostando a la captación de divisas mediante el turismo en un contexto de colapso económico interno.
Tampoco hay consuelo en el resto de los emisores históricos. Estados Unidos, Alemania, Francia, México, Argentina, España e Italia muestran retrocesos considerables, con caídas que oscilan entre el 3,6 % y el 27,2 %. Incluso la comunidad cubana en el exterior —tradicionalmente uno de los segmentos más estables del flujo turístico— se redujo un 21,1 %, con apenas 78.930 entradas registradas.
La crisis del turismo se inscribe en un escenario nacional dominado por apagones prolongados, escasez de combustible, inflación descontrolada y deterioro generalizado de la infraestructura. Cuba no ofrece ya una experiencia segura, ni cómoda, ni atractiva para el visitante extranjero. El desgaste acumulado de los servicios básicos, junto con una creciente percepción de inseguridad, impacta directamente en la industria.
Pese a las expectativas oficiales de alcanzar los 2,6 millones de turistas en 2025, los números no acompañan. El país recibió solo 2,2 millones en 2024 y 2,4 millones en 2023. Las cifras siguen lejísimas de los 4,6 millones registrados en 2018, antes del colapso pandémico. Cada año, el abismo con respecto a los niveles prepandemia se ensancha, sin que el régimen logre articular una estrategia viable de recuperación.
El turismo, junto a las remesas y la exportación de servicios médicos, ha sido históricamente una de las principales fuentes de divisas del Gobierno. Su debilitamiento deja al régimen aún más expuesto ante la falta de liquidez, la desconfianza internacional y el rechazo ciudadano. Si bien La Habana insiste en culpar a las sanciones de Washington, lo cierto es que la principal causa del declive turístico está en casa: un sistema incapaz de garantizar servicios básicos, seguridad ciudadana ni un mínimo de estabilidad.
Be the first to comment