
La diplomacia europea volverá a sentarse con el régimen este miércoles en Bruselas, para abrir un nuevo ciclo de negociaciones bajo el marco del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC), firmado en 2016. Será la cuarta ronda desde que entró en vigor el pacto que, según La Habana, representa un «canal para la cooperación».
Las denuncias no se han hecho esperar. Vienen de organizaciones independientes, de eurodiputados, de activistas, del exilio. Todos coinciden en que la política europea de cercanía hacia Cuba y simpatía por su «sistema democrático» está estancada y alejada de la realidad política de la isla: la tiranía comunista más antigua del hemisferio occidental.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede en Madrid, denunció que el acuerdo no ha producido ningún resultado en materia de garantías a los derechos y libertades fundamentales. A través de un comunicado, la organización exigió a Bruselas «una reestructuración urgente del enfoque institucional hacia Cuba».
En abril de 2024, Prisoners Defenders elevó la cifra de presos políticos en la isla a 1,155. Cada uno de ellos constituye una prueba concreta del fracaso del modelo de negociaciones actual. Algunos eurodiputados conservadores han reclamado por la activación de la cláusula de salvaguarda que suspendería el acuerdo.
Pero Kaja Kallas, alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad, en un debate celebrado en Estrasburgo el pasado 6 de mayo, defendió la permanencia del pacto: «No teníamos el acuerdo antes de 2016 y la situación democrática no era mejor. El pacto por sí solo no genera cambios, pero nos permite sentar al régimen a la mesa y hablar de los temas más duros», afirmó Kallas.
Sin embargo, las palabras de la diplomática contrastan con la percepción de quienes viven bajo el sistema cubano. Para los activistas, para las víctimas, para los familiares de los presos, el acuerdo representa una legitimación política del régimen. Y ese respaldo —aunque indirecto— perpetúa el control, la represión y la falta de libertades en la isla.
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