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El régimen cubano ha encarcelado a dos activistas de Las Tunas por criticar al gobierno en redes sociales.
Yoan Ricardo Llerena y Gustavo Colás Castillo, detenidos en octubre de 2024, permanecen en prisión provisional en la cárcel El Típico, a la espera de que la fiscalía presente su petición formal tras concluir la fase de investigación de sus procesos penales.
Ambos enfrentan cargos distintos, pero con un denominador común: el uso de internet para manifestar opiniones contrarias al régimen. Llerena está acusado de atentado y desobediencia, mientras que Colás Castillo enfrenta cargos por instigación a delinquir, una de las figuras más utilizadas por el gobierno para reprimir la libertad de expresión.
Las autoridades cubanas han endurecido la persecución contra quienes utilizan plataformas digitales para criticar al sistema socialista, valiéndose del Código Penal para tipificar publicaciones en redes como delitos de propaganda contra el orden institucional, desacato y calumnia, entre otros. Estos cargos, según organizaciones de derechos humanos, no buscan proteger el orden público, sino silenciar cualquier forma de oposición.
Cuba se mantiene como uno de los países con mayores restricciones a la libertad de expresión en el mundo. Las redes sociales, que han servido como una ventana para denunciar la realidad de la isla, se han convertido en un peligro para quienes desafían la narrativa oficial.
El caso de Colás Castillo es particularmente simbólico, pues es reconocido por su estudio del pensamiento martiano y su activismo en el Proyecto de Bibliotecas Independientes en la década de los 90. Paradójicamente, un régimen que se autoproclama martiano persigue a quienes intentan divulgar el legado de José Martí más allá de la versión oficial impuesta por el Estado.
El encarcelamiento de estos dos activistas confirma el endurecimiento de la represión en Cuba y la consolidación de un aparato judicial diseñado para aplastar el disenso. Mientras el mundo avanza en la defensa de los derechos digitales, el régimen cubano continúa aplicando la censura con mano de hierro, castigando el pensamiento crítico y sofocando la esperanza de un cambio democrático.
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