El régimen cubano ha sentenciado a siete años de prisión a Alexander Mario Fábregas, acusado de “propaganda contra el orden constitucional” por sus opiniones expresadas en redes sociales. La condena, dictada por el Tribunal Provincial de Villa Clara, ha sido denunciada por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos como una violación flagrante de los derechos fundamentales.
El tribunal determinó que Fábregas había cometido un “delito” al cuestionar públicamente el sistema cubano y criticar a Miguel Díaz-Canel en transmisiones en vivo. Como prueba, se presentaron publicaciones en redes donde el activista llamaba a la protesta pacífica y defendía la desobediencia civil como un derecho legítimo. Su contenido alcanzó cientos de interacciones y fue replicado por numerosos medios independientes.
Este nuevo caso de represión se suma a una larga lista de condenas arbitrarias contra activistas, periodistas y ciudadanos que critican al gobierno. En Cuba, opinar en redes sociales puede significar años de cárcel, y las leyes represivas del régimen garantizan que cualquier crítica pública sea castigada bajo pretextos como “propaganda enemiga”. El objetivo es claro: imponer el miedo y frenar cualquier intento de oposición.
A pesar de las denuncias de organizaciones como Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el gobierno cubano continúa negando la existencia de presos políticos y justifica la represión bajo el discurso de proteger la “legalidad socialista”. Mientras tanto, la realidad es evidente. Fábregas no es un delincuente, es un prisionero de conciencia, un ciudadano encarcelado por el simple hecho de ejercer su derecho a la libre expresión.
El encarcelamiento de Fábregas confirma que el régimen sigue utilizando el miedo como su principal herramienta de control. Sin embargo, cada vez más cubanos pierden el temor y alzan la voz contra la represión. El cambio en Cuba no es una cuestión de posibilidad, sino de tiempo. Y cada acto de resistencia, cada denuncia y cada voz que se une a la causa de la libertad, acerca un poco más el día en que la dictadura será solo un oscuro recuerdo del pasado.
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